Si eres de las personas que nunca ha instalado Linux en un PC, bien porque te han dicho que es difícil de instalar o bien porque no sabes muy bien lo que vas a poder hacer con él, puedes crear una máquina virtual de Ubuntu (quizás la distribución más extendida de Linux) dentro de tu Windows. De esta manera podrás practicar todo lo que quieras Linux sin temer a cargarte nada.
En este post vas a aprender a crear una máquina virtual paso a paso y con imágenes orientativas. Para que no te pierdas.
Antes de ponernos manos a la obra necesitamos dos cosas:
- Virtualbox: el software de emulación de maquinas virtuales de Oracle, completamente gratuito. Pulsa aquí para descargarlo.
- Ubuntu: el sistema operativo en imagen ISO. Pulsa aquí para descargarlo.
Descarga ambos ficheros en un lugar que te sea fácil de localizar, para luego poderlos instalar cómodamente.
Una vez descargado e instalado VirtualBox te aparecerá algo así en pantalla.
Comenzamos a configurar la máquina virtual pulsando el botón de Nueva.
Por defecto nos salen los datos para la creación de una máquina virtual para Windows 7. Cambiamos el nombre del sistema operativo por Ubuntu, de forma que el programa haga lo necesario para poder crear un medio de arranque, y que después tú puedas identificarlo más fácilmente cada vez que abras VirtualBox.
Pulsamos en Next. A continuación se nos pedirá que asignemos una cantidad mínima de memoria RAM. En función de la cantidad que tengas instalada en tu máquina podrá ser más o menos, pero para este ejemplo dejaremos la cantidad que aparece por defecto (1 GB). Ubuntu es un estupendo administrador de memoria y con 1 gb funciona estupendamente.
Ahora tendremos que crear un disco duro virtual, que se alojará en nuestra máquina y servirá para contener el nuevo sistema operativo que virtualizaremos. Por ahora nos basta con seleccionar la opción que el programa nos da por defecto y pulsamos en Crear. En la siguiente pantalla tendremos que seleccionar el tipo de disco duro que usará nuestra máquina virtual. De nuevo, nos conformamos con la opción que el programa nos marca por defecto (Virtual Disk Image o VDI).
En el siguiente paso nos quedamos con la opción que viene por defecto, en el que indicamos que el tamaño del disco quedará dinámicamente. Esto significa que aumentará conforme se vaya llenando, si bien no se reducirá si lo vamos vaciando.
En el siguiente paso tendremos que establecer la ubicación del disco duro y elegir el tamaño con el que empezará a «funcionar». Podemos introducirla a mano o mediante el icono que queda a la derecha del campo de introducción de texto. Cuando lo tengamos listo, pulsamos Crear.
Ahora la máquina virtual ya está creada y configurada. Después de esto, sólo nos queda instalar el sistema operativo.
Pulsamos el botón Iniciar para arrancar la máquina virtual e iniciamos la instalación de Ubuntu.
Ahora se abrirá una especie de segunda pantalla dentro de nuestro monitor, y es en este momento donde tendremos que decirle a la máquina virtual dónde hemos guardado la imagen ISO. Cuando la hayamos ubicado, pulsamos en Iniciar.
La máquina virtual iniciará el proceso de arranque y se iniciará el proceso de instalación.
De las dos opciones disponibles elegimos Instalar Ubuntu y en la siguiente pantalla seleccionamos «Instalar software de terceros» para poder usar Flash o reproducir archivos MP3.
En la siguiente pantalla, nos quedamos con lo que dice el programa de instalación. No necesitamos particionar nada, el «disco duro» en el que vamos a colocar Ubuntu está vacío, con lo que podemos dejar que lo «formatee» como mejor crea conveniente. Pulsamos en Instalar ahora.
Nos aparecerá un cuadro de diálogo para que confirmemos las operaciones en el disco duro. Nos limitamos a pulsar en Continuar.
A continuación seleccionamos la zona horaria. Por defecto ya suele especificar la nuestra.
Ahora nos permite configurar la distribución del teclado. Por defecto, Ubuntu ya elige la que más nos conviene.
A continuación configuraremos el usuario y la contraseña para acceder al sistema operativo y realizar tareas administrativas.
A partir de aquí, sólo tenemos que dejar que el programa de instalación trabaje, hasta que nos pida reiniciar la máquina para acceder al sistema operativo. Cuando lo hagamos, llegaremos hasta la pantalla de inicio de sesión. Introducimos nuestra contraseña y nos encontraremos con el escritorio de Ubuntu.
Y ya está, con esto ya tenemos nuestra máquina virtual de Linux perfectamente integrada en nuestra instalación de Windows. De esta forma podrás probar y trastear con el sistema todo lo que quieras, sin miedo a estropear nada o a perder tus archivos.
Me fascino demasiado tu aporte Gracias Saludos
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